Con tantas habilidades aprendidas, hacia el mes 29 tu bebé se va convirtiendo en alguien más autónomo, es decir, que puede valerse por sí mismo y si profundizamos un poco más en las implicaciones de la autonomía, también descubrimos que está en capacidad de hacerse responsable de pequeñas tareas que estén a su alcance.
La tarea de responsabilizar a los niños no tiene que ser una labor tediosa, de hecho, a los más chiquitos les encanta participar en las actividades de los adultos, y hacer lo que ellos hacen, aunque pueda llegar a significar un problema.
Por ejemplo, si tu bebé te ve llegar a casa y guardar los zapatos en su sitio en vez de dejarlos tirados a la entrada, será sencillo pedirle que se ocupe de los suyos y los lleve a su armario, pero si ve lo contrario, es este el momento de cambiar dicho hábito, para poder educar con el ejemplo.
En esta etapa, tu bebé puede hacerse cargo de guardar los juguetes después de jugar o para empezar un nuevo juego, llevar los cuenticos después de mirarlos, a la mesa de donde los tomó, limpiar el suelo con tu ayuda después de una deliciosa actividad de pintura.
Esta posibilidad que le has brindado le permite, entre otras, saber que tiene un lugar, y por otra parte, le ayuda también a interiorizar el sentido del tiempo cuando hace conciencia de que un juego o una actividad termina y da paso a otra.
Gracias a que se detuvo a organizar o que al terminar la actividad de pintura hubo un alto en el camino para limpiar el suelo, tu bebé comprende que las actividades están diferenciadas.
“Algo que es también muy importante es que tu sincera gratitud y alegría por contar con su colaboración serán recompensas que se suman a la seguridad que le otorga poder hacerse cargo de sus cosas, lo que más adelante se verá reflejado en la posibilidad de hacerse cargo de sí mismo.”
“Es sencillo que un niño coopere cuando te ve cooperar, pero si no le haces ninguna exigencia es probable que su deseo se extinga.”
Es por esto que, por más sencillas que sean las tareas, cuanto más temprano empecemos a delegarlas al niño, tendremos muchas más probabilidades de que él participe con nosotros en la construcción de un ambiente acogedor y agradable en el entorno que habita.
Así mismo, también puede suceder que no resulte suficiente que en casa tu bebé observe el ejemplo de personas autodisciplinadas, colaboradoras y amables y que en ciertas circunstancias, como por ejemplo guardar los juguetes, no se muestre colaborador ni amable.
De cualquier manera, debe recibir el apoyo para que se ocupe de su responsabilidad. Este apoyo pasa por la imposición de un límite, como el hecho de que debe ordenar, pero también que le hagas ver que entiendes su molestia, es decir, que te interesan sus sentimientos y los comprendes. Así será más fácil para tu bebé aceptar los límites impuestos.
Para acompañarlo a hacerse responsable, no son muy adecuados los sobornos: "si ordenas hoy te doy un regalo"; o las privaciones: "si no ordenas te quito tu osito"; los insultos u otras formas de control que le hagan sentir que es culpable o que te decepcionan.
Una orientación firme y respetuosa, la observación de sí efectivamente tu bebé está preparado para la tarea que le exiges, pero sobre todo el ejemplo que le estés dando, serán las claves para educar a tu niño en la responsabilidad y contar de aquí en adelante con un integrante comprometido y colaborador en tu familia.
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