Si el mes pasado nos ocupamos de reconocer el valor que tiene el juego para el desarrollo de tu niño en este momento de su vida, en el mes 31 de tu bebé nos dedicaremos a ver en detalle todas las posibilidades con que cuenta para expresarse a través de grafismos, como cuando garabatea o deja sus hermosas huellas por donde pasa y cuanto se enriquece al hacer esto.
Las huellas han estado presentes desde el inicio de la historia del hombre, en las cavernas esas huellas dejaron testimonio de la presencia de los hombres primitivos y de su concepción mágica de la vida, en el lenguaje común dejar una huella es trascender.
Tu niño no es ajeno a la maravilla que encierra este gesto, vive con asombro y alegría la evidencia colorida que queda plasmada y se conserva en una pared, en el piso y a veces en la ropa.
Ya que sabes que este no es un acto de rebeldía o desobediencia, puedes buscar maneras adecuadas para que tu niño siga explorando la maravilla de dejar huellas. Algunas madres pegan grandes pliegos de papel en las paredes e invitan al niño a utilizarlos a su antojo, preservando así otros espacios de la casa de su animado "impulso decorativo".
Para estas experiencias, y específicamente mientras tu niño está chiquito, es importante que explore durante un tiempo con su manito completa, con sus pies o con sus codos, diferentes formas de dejar huellas.
El paso muy rápido al lápiz, al pincel o la crayola no le permite ir adecuando su gesto de manera natural a posiciones que son cada vez más exigentes, lo que más adelante puede repercutir en agarres del lápiz que son inadecuados y que producen una gran tensión cuando los niños empiezan a escribir.
“Los primeros trazos se hacen de la misma manera que un juego, este consiste en encontrar nuevas maneras de dejar huellas, por eso son tan placenteros.”
Tu niño busca que estos trazos duren y es así como perfecciona su conocimiento sobre la relación causa-efecto (si pongo mi manita pintada, quedará una manito pintada en la pared).
Esta relación causa–efecto acompaña el desarrollo del pensamiento del niño en el campo de las ciencias (si agrego shampoo en el agua salen burbujas), de las artes (si presiono una tecla del piano sale un hermoso sonido) y de las relaciones humanas (si recojo mis juguetes me felicitan).
Cuando tu niño está frente a un papel y desea dibujar, es posible que haga líneas horizontales y verticales, también pueden aparecer formas de bucle (como los ricitos que algunas personas tienen en el pelo), estos trazos guardan una semejanza con la escritura y tu niño probablemente tiene como meta imitarla.
Poco a poco verás que tu niño sigue con la mirada el gesto que va realizando con su mano. En este momento intenta tener una mayor control del trazo, pero solamente cuando esté cerca del tercer año o incluso más grandecito, será posible que lleve el trazo desde un punto de partida hasta un punto de llegada que él ha determinado.
Llegará entonces un momento hermoso en el que tu niño descubrirá, en la medida en que ejecuta el trazo, la semejanza de este con algún objeto que se pueda representar con facilidad, o un dibujo que le hayas hecho, así aparecen los nombres de sus primeras obras de arte.
Algunas madres pegan grandes pliegos de papel en las paredes e invitan al niño a utilizarlos a su antojo, preservando así otros espacios de la casa de su animado "impulso decorativo".
Cuando tu niño está frente a un papel y desea dibujar, es posible que haga líneas horizontales y verticales, también pueden aparecer formas de bucle (como los ricitos que algunas personas tienen en el pelo), estos trazos guardan una semejanza con la escritura y tu niño probablemente tiene como meta imitarla.
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