Es común que, al llegar el mes 34 de tu bebé, sea el momento de ingresar al jardín infantil. Sin embargo, algunos padres más tarde, otros más temprano, deben decidir cuál es el mejor lugar para su niño, decisión acompañada de una cierta ansiedad, producto de la idea de separarse por primera vez.
En esta etapa, como casi todos los que acompañan la crianza, el sentido común y la escucha del corazón siguen siendo buenos consejeros, entre muchas otras razones, porque la confianza que puedan sentir los niños en relación con este nuevo lugar para crecer, depende en gran medida de la confianza que los padres hayan depositado en las personas y el espacio del jardín infantil.
Al hablar de las personas y la confianza que te generan, hablamos del aspecto más importante a tener en cuenta. Los niños más chiquitos, aunque han conquistado una gran autonomía, requieren de relaciones estrechas con otros que les ayuden a regularse, asegurarse y sentirse aceptados y profundamente respetados.
Es posible que existan jardines que no cuentan con implementos muy modernos o instalaciones lujosas, pero, si encuentras personas que poseen experiencia en el trabajo con niños y si al llegar percibes un ambiente acogedor, seguro, tranquilo y alegre; date la oportunidad de analizar más allá de las apariencias, pues la calidad de un jardín infantil depende en gran medida de la calidad de las relaciones que se le pueden ofrecer a tu niño.
“El jardín infantil tiene una misión preciosa, se ocupa de preparar a los niños para la vida, entonces es importante que tú puedas tener muy clara la filosofía que soporta la propuesta formativa de este.”
Muchos de los valores que rigen las actuaciones y propuestas de su nueva maestra no deben reñir con los valores que son fundamentales en tu hogar, si no por el contrario, fortalecerlos.
Para los niños resulta fundamental el juego. Como hemos venido hablando en otros capítulos, esta es la tarea más importante de toda su infancia, a través del juego cada niño construye su identidad, asume las reglas que hacen parte de la vida en sociedad y la representación del mundo que le rodea.
Esto le da sentido a sus experiencias, elabora sus miedos y le empieza a dar vida a sus sueños, es decir que es de vital importancia que tu bebé en el jardín infantil tenga sobre todo la oportunidad de jugar, que si bien ya es un experto, enfrentará nuevos y maravillosos retos al hacerlo con otros niños.
“La calidad de los ofrecimientos que se hacen a los niños reside en la calidez de las relaciones que se les brinda y esto se ve en los aspectos más sencillos y cotidianos, como por ejemplo la manera en la que les sirven un bocadito para la media mañana.”
Si se organiza una mesa agradable en la que la maestra se sienta tranquila y los invita a compartir un alimento y una pequeña conversación, si se reúnen sentados en el patio alrededor de un mantelito que los hace sentir de paseo, si tienen un lindo y sencillo florero con florecitas que pueden ser papel, todo esto hace de ese encuentro una experiencia bella y sensible.
Esos pequeños detalles hacen de la vida del jardín, una experiencia extraordinaria en la que tu hijo descubre las cosas esenciales que le dan sentido a la vida. Ya habrá tiempo más adelante en la escuela para hacer bolitas y palitos. Esto ahora no es prioritario.
“Los niños generalmente no tienen inconvenientes para prepararse para la escuela, si en el tiempo del jardín han jugado lo suficiente, si han tenido suficiente tiempo para explorar, si gracias a las relaciones respetuosas y enriquecedoras que les han ofrecido se sienten seguros y especiales, capaces de conquistar el mundo y deseosos de conocer cada día más y más.”
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