Para lograr una correcta adaptación de tu bebé al descanso, debes crear hábitos y luego rutinas de una forma amena y divertida para que tu bebé y tú disfruten del ritual del sueño. En el ritual, padres e hijos construyen un ‘mundo’ donde comparten las cosas más significativas del día.
Para poder constituir los rituales, es necesario un trabajo constante desde antes del año. En esta etapa tu bebé está comenzando a regular los patrones biológicos y fisiológicos de sus órganos, y también ha comenzado a hacer un reconocimiento y exploración del mundo a través de sus sentidos. Verás que establecer una correcta rutina para el sueño en tu bebé será un proceso delicado y complejo, ya que es necesario conocer sus tiempos y demandas.
Comienza por instaurar pautas que conduzcan al sueño, como por ejemplo un aviso media hora antes de ir a dormir. Evita hacer un cambio brusco en la rutina o mandarlo a dormir justo después de un evento de agitación. Si un día te has pasado del horario establecido y aún tu bebé tiene energía suficiente para seguir despierto, es necesario que lo induzcas muy sutilmente en el ritual. Se puede ser flexible, pero manteniendo límites, para que la rutina no se pierda.
Tu bebé dormirá en las primeras ocho semanas de manera desordenada, luego comenzará a establecer ciclos, pero debes ayudarle, sobre todo cuando ya comience a aprender nuevas destrezas, alrededor de los seis meses.
A los cuatro meses tu bebé puede llegar a dormir hasta doce horas seguidas. Entre los cuatro y los doce meses notarás unos cambios muy grandes, pues tu bebé pasará por diferentes etapas y momentos críticos. Es muy importante tener agudizado el instinto y la intuición para saber en qué momento es necesario interrumpir el sueño de tu bebé, a veces tu bebé sueña con lo que aprendió durante el día, y es muy posible que por estas razones se despierte.
Si notas que está gimiendo o llora, unas suaves palmaditas y hablarle dulcemente pueden tranquilizar a tu bebé. Si su llanto es por hambre, tendrás que darle de comer o complacerle en caso de que presente alguna molestia. Lo más natural es dejar que tu bebé descubra su propia forma de volver a obtener la calma necesaria para conciliar el sueño y evitar estrategias como mecerlo o sacarlo de la cuna para darle la tranquilidad que le hace falta. ¡Tu presencia es lo más importante!
En el caso de bebés mayores de 10 meses que pueden estar muy entretenidos con sus juguetes, televisión o cualquier clase de exploración que les provea diversión. Es importante restringir estas y otras actividades que interrumpen la fluidez de la rutina de tu bebé, ya que pueden saturarlo y convertirse en un obstáculo para establecer la rutina.
Si notas que tu bebé se siente enfermo o indispuesto, darle un poco más de atención le puede ayudar a mejorar, también puede que la rutina para dormir tenga que extenderse o modificarse en busca de bajar esa tensión que siente por la molestia. Este tipo de cambios forman parte de la flexibilidad y de conocer las demandas de tu bebé.
Esta es quizá la pauta más importante para que tu bebé consiga la calma para disponerse al descanso. Si en la rutina establecida le prestas la atención adecuada, tu bebé podrá tener dulces sueños. Es esencial lograr aportar también seguridad a tu bebé, ya que de ello depende gran parte de su estabilidad emocional.
El último momento del día con tu bebé representa un intercambio de experiencias, una muestra incondicional de que siempre estarás presente. En el proceso de dormir es esencial acompañarle y brindarle toda la atención, para que así sienta que tiene contigo un vínculo de amor como ningún otro amor.
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