La lactancia es el alimento más completo que existe y amamantar es la forma idónea para nutrir a los bebés luego de su nacimiento. Brinda beneficios que son invaluables para ti, para tu hijo y para tu familia.
La leche humana se diseñó hace millones de años para garantizar los nutrientes necesarios para el desarrollo del ser humano. Contiene células vivas y los niveles de vitaminas, minerales, proteínas y ácidos grasos apropiados para el bebé humano.
Además, contiene sustancias que ayudan a la correcta absorción de los nutrientes. Se trata de un fluido vivo que cambia de toma a toma, protegiendo al bebé de los agentes virales del ambiente al que la mamá está expuesta; de ahí, radica la importancia de la lactancia y queremos que conozcas la manera de aumentar su producción.
Por otro lado, al ser a libre demanda, es decir, sin restricciones ni horarios, el bebé mismo puede diseñar una comida a su medida para satisfacer sus necesidades: si tiene sed, tomará pecho menos tiempo y recibirá leche con menos grasa.
Si tiene mucha hambre tomará por más tiempo y succionará con más fuerza para obtener leche más rica en grasas. Si, por ejemplo, está atravesando un estirón, pedirá lactar más seguido para que el cuerpo produzca más y haya leche suficiente para la próxima toma.
La mecánica de la lactancia es también importante: cuando el bebé toma el pecho, los músculos de la mandíbula realizan un movimiento que ayuda a los huesos faciales a desarrollarse mejor, reduciendo la posibilidad de que a futuro requiera tratamientos dentales.
Ya conocimos cuán importante es que los bebés reciban leche humana. La naturaleza permite que el mismo cuerpo prepare las glándulas mamarias, que al momento del parto reciben cargas hormonales que le permiten continuar alimentando al bebé una vez se produce el nacimiento.
Pero ¿por qué tantas madres dudan de su capacidad de producir suficiente leche para sus bebés?
Lastimosamente, nuestro entorno no suele aportar información confiable y sustentada científicamente que brinde seguridad para poder amamantar.
Por el contrario, existen muchos limitantes y abundan comentarios que afectan la confianza.
Afortunadamente, cada vez más, circula información basada en la ciencia, para que las madres recuperen su confianza y estén seguras de que son capaces de producir suficiente alimento.
Aprender cómo funciona el ciclo de oferta y demanda, te permitirá entender cómo se puede aumentar la producción, en caso de ser necesario:
Estimulación: al succionar el pezón, los receptores sensoriales envían la información al cerebro indicando que es necesario producir leche.
Liberación de hormonas: en el hipotálamo, la glándula hipófisis segrega las hormonas prolactina y oxitocina que viajan por el torrente sanguíneo hasta las glándulas mamarias.
Producción láctea: la prolactina llega a los alvéolos y estimula las células secretoras responsables de producir la leche.
Reflejo de eyección: la oxitocina, al contraer las células musculares de los alvéolos, obliga a la leche a salir y viajar a través de los conductos.
Vaciado: con un correcto y frecuente vaciado de los pechos, el cuerpo entiende que tiene que seguir produciendo leche para alimentar a la cría.
En algunas ocasiones la madre sí tiene una baja producción de leche. Por citar algunas causas, cuando el bebé o la mamá tuvieron que pasar unos días hospitalizados sin poder lactar o cuando el bebé está siendo alimentado mediante lactancia mixta (fórmula y leche humana).
En esos casos es posible aumentar la producción con algo de dedicación y empeño.
La mejor manera es aumentar el estímulo constante del pecho por succión del bebé, ya sea manualmente o con el uso de un extractor (de preferencia eléctrico).
● El aumento de la demanda busca una hiperestimulación del pecho. Funciona muy bien extraerse cada hora durante cinco minutos, a lo largo del día. O si el bebé se prende al pecho, ofrecerle muy seguido, asegurándose de que tenga un agarre correcto.
Es importante tener en cuenta que es probable que pasen cuarenta y ocho horas antes de ver resultados en el aumento de la producción.
Cuando comience dicho aumento, pueden espaciarse las extracciones.
El contacto piel con piel estimula también la producción. Consiste en cargar al bebé sin ropa de la cintura para arriba y tan solo con el pañal y los dos cubiertos por una manta.
Si con todo lo anterior, no se nota un aumento en la producción al cabo de unos días, es una buena idea consultar con una líder de la Liga de la Leche o a una IBCLC (consultora de lactancia internacional certificada).
*Para identificar si un bebé está recibiendo suficiente leche puedes consultar el siguiente artículo: https://www.llli.org/informacion-sobre-la-lactancia-materna-de-la-a-a-la-z/crecimiento/. Recuerda que no es un indicativo de que no estés produciendo suficiente leche el que tu bebé pida amamantar constantemente.
Cada gota es oro líquido que brindas a tu hijo. Por eso es importante que sepas que cuentas con diferentes caminos para lograr ese objetivo.
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