¿Alguna vez has escuchado decir que la naturaleza es sabia? ¡Pues es cierto! Tu parto llegará en el momento indicado para ti y tu bebé. Sin embargo, cada mujer es diferente y algunas pueden requerir de un parto inducido que les ayude a traer al mundo a su bebé. Nosotros queremos enseñarte de qué se trata este tipo de parto y aclarar las dudas más frecuentes en torno a ello.
Un parto inducido es aquel que sobreviene después de un procedimiento médico llamado inducción de parto. El procedimiento consiste en estimular las contracciones uterinas con el uso de medicamentos en mujeres que aún no inician el parto natural. El estímulo debe ser suficiente para favorecer el nacimiento del bebé (OMS, 2018).
En general, este no es un procedimiento de rutina. El médico solo lo indica en casos especiales donde se vea beneficiada la salud de la madre y del bebé. Las indicaciones son (Mayo Clinic, 2022; NHS, 2020):
Sabemos que este procedimiento puede generar muchas dudas. Por eso, vamos a resolver las más comunes (Erickson, 2020; Mayo Clinic, 2022; NHS, 2020):
Luego de la semana 42, el líquido amniótico puede empezar a disminuir y la placenta empieza a envejecer. Por lo tanto, el embarazo empieza a ser riesgoso para el bebé y es necesario estimular el inicio del parto.
La inducción conlleva riesgos, como también sucede con un parto normal o una cesárea. Los riesgos incluyen una falla en la inducción, sangrado durante el puerperio o infecciones.
La inducción tiene indicaciones muy precisas y rara vez se toma esta decisión a la ligera. Sin embargo, podría ser una opción para mujeres que viven lejos de un centro de salud. Es preciso que consultes con tu médico si te conviene programar una inducción.
Un parto que fue inducido puede ser más doloroso que uno normal; sin embargo, cada mujer es diferente y su tolerancia al dolor también. En general, debes saber que vas a sentir contracciones similares a un parto normal.
No importa si es o no inducido, tienes derecho a tener un parto humanizado en el que te traten con respeto. Y también tienes derecho a solicitar herramientas para el manejo del dolor como una epidural. Sin embargo, estas decisiones las debes tomar en conjunto con tu médico, quien te ayudará a evaluar la mejor opción para ti.
El periodo posparto será el mismo que el de un parto normal. Podrás experimentar loquios, dolores, emociones revueltas y cansancio, aunque puede haber un mayor riesgo de tener una hemorragia. Respecto a la lactancia materna, ¡no te preocupes! La inducción no altera este proceso fisiológico.
No existe un embarazo igual a otro ni un parto igual a otro. Puedes haber tenido un primer parto normal y requerir una inducción en el segundo o viceversa. La inducción solo es necesaria en casos especiales en los que acelerar el nacimiento beneficia a la madre o al bebé.
Lo primero que debes saber es que es un procedimiento largo, así que no te angusties si no sientes contracciones en las primeras horas. Es posible que tu médico te coloque algún gel o una tableta dentro de tu vagina para favorecer que el cuello uterino se dilate e inicien las contracciones. En general, el gel o las tabletas se recolocan cada 6 horas. También podrían colocarte algunos medicamentos intravenosos que faciliten las contracciones.
Si una inducción de parto fracasa, es muy probable que el médico sugiera practicar una cesárea.
Entendemos que puedas sentirte con dudas ante la posibilidad de tener un parto inducido, una cesárea o inclusive un parto normal. Por eso, es importante que siempre estés informada sobre sus riesgos, ventajas y procedimientos. Asimismo, es importante entender que cada embarazo es único y por eso lo mejor es consultar al médico para descubrir la opción que más te conviene.
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