Es curioso como en las primeras semanas tu bebé era exageradamente pequeño, pero en él sucedían los eventos más vitales para las bases de la vida, y de cierta manera era más indefenso e inestable. Después, durante algunas semanas ha empezado a estirarse significativamente en longitud, pero parece que el peso no aumenta al mismo ritmo, pues en la semana 21 de embarazo, tu bebé está rondando aproximadamente los 300 gramos de peso y unos 27 centímetros de largo.
Ten en cuenta el hecho de que su longitud es aproximadamente más de la mitad de la longitud final, pero su peso apenas representa un décimo del peso final al momento del nacimiento, por lo que a tu bebé ya no le queda mucha altura por ganar, pero si mucho peso.
En las próximas semanas se empezará a equiparar las proporciones entre peso y longitud en tu bebé. Recuerda que todavía queda un largo camino para activar algunos sistemas vitales para la vida y aunque visualmente parezcan terminados, funcionalmente les falta todavía un poco. Por ahora, sus movimientos musculares aumentan y son más activos para estimular diferentes sistemas de su cuerpo.
A partir de la semana 21 de embarazo podrás identificar síntomas constantes en tu cuerpo. La razón esencial es el tamaño del útero, pues la presión aumentó en diferentes partes de tu organismo y todas las estructuras que sean vecinas o que estén cerca de él, tendrán que acomodarse a las nuevas exigencias. Esto suele ocasionar síntomas en tus piernas como una hinchazón o algunas venas várices.
Es muy probable que en las noches o en la madrugada sientas intensamente los movimientos de tu bebé. No es que él o ella estén más activos de lo normal, sino que la calma de tu organismo en esas horas te permite tener una conexión más sensible con tu bebé y darte cuenta de todos estos movimientos.
Tu bebé está empezando un periodo donde obtendrá gran cantidad de peso y el crecimiento en longitud no será tan significativo.
Es normal sentir más los movimientos de tu bebé mientras estés descansando en la noche o en la madrugada.
Ayúdate para un descanso adecuado con un apoyo para la espalda y las piernas, así aliviarás un poco la presión sobre tus piernas y disminuirás los síntomas asociados al dolor de espalda y las molestias sobre la pelvis. A continuación te explicamos un poco más sobre cómo cuidarte.
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